Contenido
- Un paseo por la ciudad distinto de lo habitual
- El segundo rostro de Palma
- Manrique Daniel Durán: un artista y su barrio
- Una nueva mano de pintura para fachadas descuidadas
- Una galería de arte al aire libre cerca de la plaza Quadrado
- Sa Gerreria: un barrio olvidado, pero de gran potencial
- El graffiti más grande de la ciudad
Un paseo por la ciudad distinto de lo habitual
El centro histórico de Palma tiene dos rostros. A primera vista nos maravillan los palacios urbanos medievales, los magníficos patios y las elegantes fachadas modernistas. Pero hoy no hemos quedado en la plaza Mayor para unirnos al flujo de visitantes. En vez de eso, vamos a adentrarnos por las estrechas y oscuras callejuelas del barrio de Sa Gerreria. Aquí es donde el centro histórico revela su segundo rostro, que irradia un encanto inesperadamente mórbido.
El segundo rostro de Palma
Ya cerca de la iglesia de la Mercè incontables edificios desocupados están a la espera de un inversor dispuesto a rehabilitarlos. Hasta que llegue ese momento sus fachadas venidas a menos sirven de lienzo para artistas urbanos como Manrique Daniel Durán. El argentino tiene su taller en el garaje de un edificio totalmente descuidado. El propietario parece haber perdido todo interés por su inmueble: ni siquiera se ha molestado en poner un cartel de “Se vende”.
Manrique Daniel Durán: un artista y su barrio
Manrique estudió arte y arquitectura en Buenos Aires y llegó a Palma hace cuatro años. Cuando sus cuadros neocubistas despertaron la atención de los dueños de las tiendas cercanas comenzó su carrera como artista callejero. Sus coloristas motivos adornan ahora muchos cierres metálicos y paredes de edificios de Can Vatlori, una calle por lo demás poco adornada muy cercana a la plaza Mayor. A Manrique le gustaría infundir nueva vida al barrio de la Mercè, situado entre dos calles tan comerciales como el Carrer de Sant Miguel y el Carrer de Sindicat, y tiene grandes planes para ello.
Una nueva mano de pintura para fachadas descuidadas
Las barbacoas conjuntas en plena calle son solo el comienzo y sirven sobre todo para reforzar el sentimiento de vecindad. Está previsto poner árboles y plantas en colaboración con los comerciantes, y además a Manrique le gustaría pintar casas enteras con un colectivo de artistas, en vez de limitarse a ver de brazos cruzados cómo se van deteriorando. “Si alguien nos financiase los materiales, podríamos empezar mañana mismo”, dice Manrique, que se define a sí mismo como un romántico. Solo queda esperar que el propietario de algún que otro edificio acepte su desinteresada oferta. Al segundo rostro de Palma no le vendría mal un poco de color.
Una galería de arte al aire libre cerca de la plaza Quadrado
Nos despedimos de nuestro simpático héroe local y proseguimos nuestro paseo artístico por la ciudad cerca del bar “Molta Barra”, que forma parte de la popular ruta de las tapas. Desde ahí tomamos una callejuela que lleva a la plaza Quadrado y nos quedamos boquiabiertos ante un frente de fachadas prácticamente ruinosas, pero transformadas en una auténtica galería de pintura al aire libre. Destacan especialmente los graffitis de “Soma”, un valor seguro del arte callejero de Palma.
Sa Gerreria: un barrio olvidado, pero de gran potencial
Sus obras se ven en las paredes de muchas casas del barrio de Sa Gerreria, que a causa del ejercicio puntual de la prostitución en algunas de sus calles sigue teniendo una fama un tanto dudosa. Pero este barrio del centro histórico alberga un gran potencial de desarrollo. Lo ha detectado, entre otros, el empresario sueco Peter Ödlund. Ha invertido millones para transformar un edificio degradado de la plaza Quartera en un inmueble residencial de lujo: desde mayo de 2013 el aparthotel Palma Suites da al barrio de Sa Gerreria un primer toque de glamour.
El graffiti más grande de la ciudad
Quisiéramos terminar nuestro paseo por el street art cerca del teatro Xesc Forteza. Aquí un solar de aspecto más bien triste nos sorprende con el que seguramente sea el graffiti de mayor superficie de toda la ciudad. Pero en lo que se refiere al arte callejero el centro histórico de Palma todavía encierra muchas sorpresas. Quien pasee por sus calles con los ojos bien abiertos no dejará de encontrarlas.